Hace dos años, por primera vez en mucho tiempo, Pomellato engastó en oro gemas con marcadas texturas minerales, las llamadas piedras «ornamentales», cuyo dibujo siempre ha contrastado con el brillo clásico de la joyería y era un signo evidente de belleza no creada. Después, los cabujones se colocaron en formas clásicas reconocibles, y el éxito no tardó en llegar. La semana pasada vio la luz la colección Armonie Minerali, una unión de sencillas formas doradas e intrincadas combinaciones de colores y texturas. Los papeles estrella parecen incluir todas las variedades del omnipresente cuarzo (desde el ágata hasta el jaspe), malaquita, lapislázuli, turquesa, crisocola, rodonita, amazonita y rodocrosita. La gama oscura está dedicada al arte gráfico y narrativo, las piedras brillantes monocromas al diseño italiano de la posguerra y los cabujones estampados son un homenaje a todo lo hipnótico del arte contemporáneo.
«El ‘cinturón’ de cada composición es de oro con diamantes o de titanio, teñido para que coincida con el tono de las piedras incrustadas en el voile. En su mayor parte, este detalle contrasta con las piedras de cabujón, pero hay algunas piezas en las que la belleza se esconde en la sinergia de los tonos cercanos. Por ahora, entre las novedades sólo hay anillos de oro blanco o amarillo. Se prometen otros colgantes para satisfacer a los amantes de los amuletos. Vincenzo Castaldo, director creativo de la marca, comenta al borde de la filosofía y el lirismo: «El círculo se completa, pero la búsqueda de la belleza es interminable.
