Todo lo que sabemos de Samarcanda sin haber estado allí en persona y sin haber encontrado una guía recopilada con cariño por un orientalista es una extraña mezcla de mitos y hechos. Es un conjunto desconcertante de asociaciones que florecen en la mente al encontrarse por primera vez con la ciudad, aunque sólo sea en una fotografía. La cámara suaviza el mágico color turquesa de sus mezquitas, no consigue hacer frente al juego de luces y sombras en los arcos de los mausoleos, y la matriz se vuelve loca intentando captar la asombrosa ligadura de patrones.
Para los joyeros, Samarcanda es un lugar de poder, uno de los puntos de la Gran Ruta de la Seda, que durante siglos introdujo en Europa piedras semipreciosas de primera calidad. Aquí Ilgiz Fazulzyanov, uno de los principales artistas joyeros vivos, ha realizado una colección de joyas. En primer lugar, contiene gemas de primera clase de grado de inversión. En segundo lugar, hay joyas que el Atelier Ilgiz F. está dispuesto a repetir. En tercer lugar, hay piezas de alta joyería que se suman a un paseo de fantasía por Samarcanda.
