Este emblemático reloj redondo de Cartier recibe su nombre de un pequeño pero muy reconocible detalle que pretende ser una pequeña ilusión. Los diseñadores de la esfera, al idear el «ballon», insinuaron: la cabeza de la cuerda es el detalle más importante para un cronómetro. Necesita más atención. Y el espacio. La clásica semiesfera se convirtió en una bola de oro e incluso «presionó» un grupo de marcadores en el centro de la esfera. La noble familia de relojes Ballon clásicos cuenta ahora con dos colores: azul y blanco, bleu et blanc.
Los modelos blancos han recibido una actualización: las esferas han sido despojadas de la laca negra brillante que llenaba los números romanos del reloj. Ahora resaltan ligeramente (lo suficiente como para saber la hora con precisión) sobre el oro claro, que ha sido cubierto con un grabado satinado de «rayos de sol». La novedad salió a la venta en dos diámetros y con diferente número de diamantes.
