Es difícil de creer, pero el estándar de lo que comúnmente se conoce como belleza tradicional está a punto de volver a la moda. Muy, muy prometedores fueron, por ejemplo, los últimos vestidos del desfile de Balenciaga para la próxima primavera. Las joyas caras apenas han abandonado el campo de las soluciones clásicas en los últimos cinco años. ¿Qué podría ser el equivalente a una «vuelta a las raíces» para un género que exige abundancia de diamantes? Así es, una reverencia al pasado, calibrada al nivel de un drama de época de alto presupuesto.
Un buen ejemplo es la nueva colección de Garrard dedicada a una de las fans más destacadas de la marca, la reina Alexandra de Dinamarca, esposa de Eduardo VII. Para ella, por cierto, se fabricó la legendaria tiara real británica en forma de tocado. Esta vez los artistas de la marca no se interesaron por el estilo ruso, sino por la herencia de la escuela de joyería americana y británica de la belle epoque, el encaje de diamantes eduardiano. Muy ornamental en lugar de floral y lírica como la tendencia anterior: flores de guirnalda y cintas. Cuando se combinan con vestidos de cóctel y de noche modernos y actuales, estas piezas no parecen anticuadas. La combinación de collares lavaliere estampados y pendientes macizos en forma de estrella con un traje pantalón de seda resulta tan noble como original. El nombre de la colección es Muse, la musa. Suponemos que Garrard va a añadir otras piezas más adelante, obviamente inspiradas en joyas de archivo e históricas. ¡Y otras mujeres británicas coronadas!
